Una abuela diferente
¿Qué es ser abuelo? O mejor dicho, ¿A qué se dedica un abuelo? ¿Acaso son los segundos padres cuando los primeros no pueden o no quieren cuidar a sus hijos, estando como aparcamiento de los nietos? Muchos despiertan a sus pequeños nietos, desde que se despiertan hasta que se acuestan durante la semana cuidandoles como a hijos, desayuno, cole, comida y etc. Pagan deudas y son avalistas de sus hijos. Y cuando no pueden pagar se les envía a una residencia donde son olvidados básicamente a no ser que quieran dinero hijos y nietos.
Catalina era una joven abuela de 50 años. Tenía que cuidar a su nieta de 7, Ana, porque su hija Rosana, madre soltera de 24, no tenía tiempo, estando en el doctorado de la universidad y en su trabajo de camarera de noche para cubrir los gastos.
Catalina, que era dueña de una pequeña drogueria, cuidando a la nieta mañanas y noches y abriendo de tardes, intentando no moleste Ana demasiado a su madre ni a ella.
Un día se hartó, y con unas hierbas de unas extrañas hierbas que tenía junto a un libro que encontró probó un hechizo a base de té medicinal, consistente en acelerar el envejecimiento de todas las personas que se lo tomaban. Cada día que pasaba sería cinco años menos de vida, que empezaría a contar cuando ella bebiera su brebaje, rejuveneciendo seis meses por cada vez que se tomará el té el maldito.
Pronto vendió varios tés por toda la ciudad. Se tomó su brebaje y al día siguiente rejuveneció 5 años. 10 personas bebieron el té. Las 10 personas que maldijo por sus faltas de respeto a los mayores que desde jóvenes recordaba que había hecho.
Al día siguiente otros 5 años menos para Catalina y 5 años más para cada uno de los malditos. Que ya vieron que la pesadilla del día anterior era real y seguirían envejeciendo. Sospecharon de Catalina y ella les dijo de la maldición, y tenían que quitarla bebiendo el té, pues si no tomaban el té envejecerían 10 años en lugar de 5.
¿Cómo se cumpliría el maleficio? Intentando y respetando a los mayores. Catalina volvió a los 25, paró su rejuvenecimiento y ralentiza el de sus malditos, a la quinta parte, a un año o dos. Muchos pedirían y suplicaban pero ninguno lloraba ni se acercaba a su mayor.
Los nietos malditos llegaron a tener la misma edad que los abuelos. Hasta que uno, en peor estado, aunque con la misma edad de su abuelo se acercó con el bastón y se abrazó a él pidiéndole perdón por todo y que ahora con la vejez prematura sintió lo que sentía él. Ese abrazo y sus lágrimas en el hombro hizo que recuperara la edad normal.
Sabiendo la solución se lo contó a los demás, todos lograron recuperar su edad normal, todos menos uno que se negaba a pedirle perdón a su abuelo ni a llorarle muriendo antes que el abuelo.
Catalina, volvió a los 50, siguió con Ana y Rosana se sacó su doctorado teniendo más tiempo para cuidar a su hija. La noticia corrió por toda la provincia. Aunque los de fuera de la ciudad no creía la maldición, unos iban a verificar ese te y otros simplemente lo dejaban estar por si acaso.
La gente de los alrededores empezó a respetar a sus mayores y en la ciudad de Catalina se construyó una nueva residencia con todo tipo de lujos, promovida por Ana que se hizo arquitecto. Cuando Ana llegó a los 30 su abuela murió a los 73, quizá demasiado pronto, pero con la vida que había tenido manipulando edades era suficiente. Consiguió mejorar a su ciudad y ser una gran abuela con su nieta.
Ana quemó todas las plantas y el libro de su abuela, pero descubrió otro libro en un solar que vio de un contratista, para un edificio señorial. Pronto sería ella la que haría de las suyas para mejorar la solidaridad de la gente.