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18 noviembre 2022

AMORES IMPOSIBLES

Amores imposibles
Tres cosas hay en la vida, SALUD, DINERO y AMOR, dice una famosa canción. ¿Pero en ese orden? ¿La salud es lo principal?
Quizá estés sano físicamente pero y ¿de mente?
Puedes ser millonario, tenerlo todo, pero no puedes comprar un sentimiento verdadero a ti, sino a tu dinero. Al final, si no sabes amar a nadie, ni que te amen de verdad… ¿para que quieres el dinero?
Amor, en primer lugar. Lo bonito que es amar y ser amado, cuidar y ser cuidado también en la enfermedad. Salud después. El dinero por último.
Amor, salud y dinero quedaría mi orden.
Todos amamos, siempre. Incluso cuando no tenemos pareja. El corazón y el espíritu necesita amar, a familiares y grandes amigos. O tener a esa persona especial a la que decirle que es maravillosa, y que podrías caer rendido a ella a pesar de distancias e imposibles.
Todos nos hemos enamorado en secreto de alguna persona famosa, o incluso cercana, una vecina. A la que la mirabas de forma distinta, ella hacía que no se enteraba, porque le gustaba ser querida y atractiva y no te sobrepasabas. Quizá esperando a que un día te decidieras y se lo dijeras a la cara bien dicho, porque ella también estaba algo enamorado de ti.
No me puedo olvidar de mi vecina de adolescencia Vanesa, todo el bloque y vecindario de su edad estábamos coladas por ella. Quizá era conmigo con quien mejor y más tiempo estaba puesto que era el más correcto en actitud.
Tampoco de Lorena, un caso similar, aunque con siete años o así. No sé si era amor o atracción de niños. Pero era el único que me la llevaba a casa a ver una cinta de la Pantera Rosa que renovaba mi madre grabando los episodios y nos ponía unas palomitas.
Con 18 años estaba enamorado de la benjamina de OT1 Natalia. De mi misma edad. Llegué a comprar sus 3 primeros discos, no por sus canciones, sino por ella. Que me gustaba. Aunque tan fan como otra gente que acudía a sus giras y demás no he sido ni seré de nadie. Pero aunque sea un abrazo le hubiera dado.
Con 19 estaba loco por una compañera de teatro aficionado. Su sola presencia me ponía nervioso y tartamudeaba si me tocaba hablar con ella. Me acostumbraron entre todos. Haciendo un círculo mirándome y yo en el centro. Agobiante pero reparador.
Le presté 100 pesetas para el bus en el último año de nuestra añorada moneda. Me dio las gracias dándome dos besos en la mejilla. Me desmayé y cuando me recuperé estaba el bus esperando. No se volvió a acercar a mi, pero si me sonreía cada día y saludaba con la mano.
Pareja a distancia. A más de 600 kilómetros. Tanta distancia no podía funcionar bien. Y más sin entender ironías y dobles sentidos.
Tampoco funcionó bien intentar una nueva relación amando aún a la anterior, si el corazón es fiel aún después de haber roto no puedes tener otra. Tras cuatro meses que no quería tener relaciones carnales con ella lo hice acordándome de la ex, cosa que por supuesto fue la ruptura. Al tiempo me perdonó y cuando creí estar dispuesto sin errores me dejó porque no quería darle pequeños azotes en el trasero. No soy de sado. Lo siento.
Siempre he querido a alguien, aún sin ser correspondido. A alguna igual me he sobrepasado con ella en momentos, pero cuando dice para, paro y si no puedo estar normal, mejor no estar para no molestar.
Hoy día amo a alguien que conocí hace siete años, fallecida hace casi tres. ¿Imposible? Creo que no. Siempre la tendré en el corazón. Ella viene a veces a verme en mis sueños. A veces quisiera irme yo con ella, pero debo esperar.
A día de hoy me veo con una mujer o con un hombre, porque aunque sexualmente me gustan las mujeres, emocionalmente puedo enamorarme de un hombre y convivir con él. El sexo es secundario.
A mis amigos de Twitter y otras redes, a los que están ahí a mi lado, os quiero y siento vuestro cariño.
A mis cuarenta años no pierdo la esperanza. No hay amor imposible. Imposible es no amar a nadie, porque estarías muerto y quizá ni así.
Todos debemos amar y ser amados, siempre con respeto mutuo. Porque el amor sin respeto, es un amor imposible.

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