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15 junio 2021

FATÍDICO NÚMERO 10

Fatídico día 10

Hay números que se marcan en la vida y en la memoria de la gente.
Unas veces son por superstición de la sociedad como el trece de la mala suerte o el siete de la buena. A veces intentando que sean al revés en juegos de azar.
Otras veces para bien y otras para mal. Bien sea por recuerdo de personas de familiares y amigos por su cumpleaños, el aniversario de bodas o por otro tipo de acontecimientos que quieres recordar o que no puedes olvidar. 

La historia que les relato es la que le ocurría a un chico con el número diez. Ese diez que todos querríamos en las notas finales y obtener la preciada matrícula, o los gimnastas y otros deportistas en una competición oficial. Una perfección que para muchos es imperfecta porque siempre puede ser superada.
Les cuento. Cuando el chico tenia nueve años se hizo amigo de una anciana a la que acompañaba en su casa durante unas horas cada día. La confianza hizo que la señora dejara la puerta de entrada abierta, pero aparentemente cerrada. Un día entró y la anciana no contestó a su saludo. El chico se acercó y comprobó que su corazón no latía. Esto pasó un día diez.
El año siguiente sólo jugaba con un compañero de clase , los dos aislados, sufriendo burlas de sus compañeros, un día faltó resultando que sus padres murieron en accidente de tráfico. En día diez.
El año siguiente su amigo y compañero, que volvió a coincidir en clase, para alegría de los dos, también tenían un mal curso pero mejor que e anterior sin tantas burlas, pero en el aniversario de sus padres se quitó la vida tirándose por un puente, no pudiendo soportar más su añoranza. El chico de la historia se volvió a quedar solo.
Otro año más, otra desgracia más, con doce años pierde a su abuela, a la única que tuvo. Los abuelos paternos y la abuela materna fallecieron con sus padres niños. ¿Saben cuando? Un día diez.
El siguiente año, en una visita familiar a su tío, el chico ya no tan niño, con trece años, pero con la envidia de los primos que tenían bisabuelos, le preguntó a su tío si le podía llamar abuelo. Este le dijo que si le hacía feliz. No murió ese día, porque era siete, sino a los tres días.
Pasaron años, ya parecía que aquello había desaparecido de su vida, pero… con veintiún años falleció su madre, si otra vez un día diez, solo un mes después de mudarse a la ciudad de su madre. Tal vez estaba ya muerta en vida, por su enfermedad del corazón, pero espero a vivir oficialmente en su ciudad natal para que se pararán sus latidos.
Tres años más tarde otro tío, el marido de la hermana de su madre.
Ocurrieron en meses distintos pero terminó odiando y a veces temiendo el día diez de algún mes. Casualidades o no ya cualquier cosa la achacaba a ese innombrable día. Porque el último trabajo de su hermano lo despidieron en ese día.
El primer choque con el coche de su padre, no pasó nada salvo que hubo que pagar los daños porque fue culpa suya ocurrió esa unidad seguida de un cero. Lamentablemente el arreglo no costó sólo diez sino mil. Al menos son otros dos ceros más.
Aunque para muchos ese número sea bueno para este chico no lo es tanto.
La historia de este chico es la mía.
¿Podemos borrar el día diez del calendario?
FIN

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