Cada año los niños de Efrata salían a pedir caramelos en Halloween, esa noche decidieron hacerle el truco o trato al “viejo cascarrabias”. O les daba caramelos o dinero o le llenarían la fachada de huevos. Así lo hicieron.
El viejo conocía a los niños por sus voces, al día siguiente cogió su marcador de paintball y llenó sus casas de pintura de esos colores. Esto provocó que ellos siguieran aumentando la broma rompiendo las ventanas y el coche del viejo.
El anciano llamó a sus antiguos compañeros del ejército e hizo testamento. Su mansión sería de ellos si se vengaban si a él le ocurria algo. Cogió su rifle y empezó a matar a todos los padres de esos niños, dejando a las madres con sus hijos. Cuando lo consiguió con todos escribió una nota de suicidio, ya no haría falta venganza porque ya se había vengado y se disparó.
Los compañeros llegaron a su casa. Encontraron la nota en la entrada del jardín y la casa calcinada. Creyó que ya había terminado pero siguieron otros quemando su hogar.
Poco a poco el pueblo terminó devastado acabando unos con otros en aquel mes de noviembre.
FIN
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