Que se mueran los feos
Pedía reiteradamente una vieja canción de Los Sirex: “Que se mueran los feos y que no quede ninguno…”.
Eso debió pensar Héctor tras una serie de sucesos que le ocurrió con Gustavo.
Héctor era muy alto, con casi 2 metros, muy fuerte y musculado y con la típica “tableta de chocolate" que tanto gusta a las mujeres. Las volvía locas. Le llamaban Héctor, el nuevo Hércules.
Gustavo era pequeño con apenas 1,60 cm y delgado. De aspecto descuidado. Muchos influenciados por Héctor le llamaban Gusano.
Gustavo solo se arreglaba por su amiga Verónica, de la que estaba enamorado pero nunca se lo decía, aunque ella lo notaba y lo quería como es. Héctor podría escoger a muchas mujeres pero solo tenía ojos para Verónica, ya que era la única que le ignoraba y le prestaba demasiado atención a Gustavo.
Un día Héctor invitó a una competición a Gustavo. –Eh, gusano, te reto a varias pruebas. Quien gane más se queda con Verónica y el otro la olvida--. --Pero si Verónica sólo es mi amiga, ya quisiera yo una chica tan guapa, tu tienes muchas y a mi no me quiere ninguna y se ríen de mí, sólo ella me respeta--. Replicó Gus. A lo que Verónica dijo no soy de nadie y yo elijo a quien quiera, como si no elijo a nadie. Verónica le dijo si quieres aceptar pero ten cuidado por favor.
Gustavo aceptó.
--Bien en primer lugar una carrera por el bosque hasta el árbol siniestro . (Un árbol que parecía tener una gran boca y sus ramas retorcidas parecían brazos)—Retó Héctor que planeaba asustarle en el árbol.
Tras una carrera igualada por las confianzas de Héctor, en la línea final se tropezó y Gustavo ayudó a levantarlo, algo que aprovechó para empujarlo y hacerle caer y ganar la carrera.
Algunas de sus fans le abucheado el gesto.
--Bien. He ganado la primera prueba gusano. La segunda baloncesto. Te dejaré tirar todas las veces seguidas si consigues encestar--. Volvió a desafiar Héctor.
Cuando Héctor por medio de agarrones, faltas, pasos y dobles por no cumplir las normas. El árbitro dio el balón a Gus que no se atrevía a avanzar y desde el centro del campo metió la canasta. Con la norma de Héctor de tiros infinitos mientras encestar Gus llegó a la puntuación estipulada desde los tiros libres sin errar un tiro. Dándose por ganador a Gus.
Más chicas dejaron de lado a Héctor y se unieron a animar a Gus.
Verónica le aplaudió. Algo que enfadó más a Héctor.
--Está bien gusano. Estamos empatados. La última prueba será un combate y tú Verónica cuando gane te vendrás conmigo a condición de que no lo mate--. Dijo Héctor más arrogante que nunca.
--Pero Héctor--. Dijo asustada Verónica. A lo que Gus le cogió el brazo y la miró sin decirle nada. Verónica se sentó y Gus se fue al centro del campo de baloncesto a esperarle.
--¿No me tienes miedo? Valiente de tu parte. Te acordarás de mi en el hospital y no me quitarás a la chica que yo quiera.
Héctor se lanzó pero Gus hizo una llave que le tiró al suelo. Héctor creyó haberse resbalado pero Gus lo tiró dos veces más. Cuando Héctor ya no podía más de ira sacó un puñal y quiso atacarle. El que hizo de árbitro en el partido sacó in arma y le dijo, has perdido, suelta eso o te detengo, enseñando una placa.
Héctor la soltó y se fue llorando del lugar. Ninguna chica le apoyaba ya.
Verónica le preguntó a Gus cómo lo había hecho y Gus aclaró que aprendió Aikido, un arte marcial defensivo que emplea la fuerza del rival. Pero que lo que más fuerza le dio fue su apoyo en todo momento.
Verónica le besó como premio. Gus, atentado le dijo con la voz cortada. –¿Lo podrías repetir?-- . –Y todas las veces que quieras y tu también a mi—.
No hace falta ser un Hércules por fuera. Sino tener el corazón bello y fuerte por dentro.
Por cierto. Yo soy muy feo por fuera. Pero ¿te animas a descubrirme por dentro?
FIN
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