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15 junio 2021

CAMBIO DE TURNO

Cambio de turno

En la oficina de una conocida marca de vehículos, (véase que no deseo inventarme una marca y no quiero citar ninguna porque no me pagan por la publicidad) estaban 4 trabajadores en el horario nocturno:
La telefonista Carmen, una bella mujer, aunque lo disimulaba recogiéndose el pelo, con el uniforme como los varones incluida la corbata y unas gafas grandes que le hacían más vieja de lo que era.
El ingeniero Sergio, un joven recién salido de la universidad con notas de matrícula. Siempre tan formal y correcto.
El mecánico Ramón, sobrino del jefe y con más años en el turno de noche.
Por último el guarda de seguridad Diego, que pasaba la mayor parte del tiempo vigilando las posibles entradas al edificio.

La empresa iba a quitar ese horario, despedir a dos trabajadores y a los otros dos cambiarlos al horario diurno con mejora de sueldo a cambio de una buena idea de un coche eléctrico.

Mientras que Carmen callaba aburrida pendiente del teléfono cada noche los otros dos discutían por quien se merecía el puesto:
-Sergio. A ver Ramón, los dos sabemos que vamos a ganar, tú el sobrino y yo el experto.
-Ramón. Tienes razón Sergio, además por el día ya tienen a una secretaria más bella que esta y joven y a un guarda de seguridad que parece un atleta. Estos van a la calle.
Los dos seguían discutiendo a pesar de verse ganadores y diseñando sus vehículos, cada noche escribían varios folios con todas las características e ideas.
Una noche Diego faltó a la oficina llamando y diciendo que se encontraba enfermo. Como nunca había faltado y siempre era puntual se extrañaron pero no le pidieron ni justificante ni nada. 
-Sergio. Hoy este nos falla y tenemos que crear nuestro prototipo y hacer nuestro proyecto. Nos tendrán que pagar el doble.
-Ramón. Si, para ti el doble. Que irás a la calle. Mi vehículo será mejor que el tuyo.
-Sergio. Eso ya lo veremos, pero me quedaré yo con la guardia también.
Carmen seguía callada y aburrida. A veces no podía evitar bostezar.
-Ramón. Mírala, tan fea ahí sentada al teléfono sin hacer nada. Esta va a la calle.
-Sergio. Y ese vigilante, será que no hay mejores.
En la última noche Diego tardó algo más en llegar.
-Ramón. Otra vez tarde Albert. Hoy no le perdono
-Sergio. Ni yo voy a hacer su trabajo. Si acaso te toca a ti.
Los dos peleaban de nuevo cuando el teléfono sonó. Carmen que se pegó un pequeño susto porque casi no se lo esperaba atendió.
-Carmen. ¿Dígame?
-Al habla Luis. Ponga el manos libres y llame a sus compañeros.
-Carmen. Si señor. Ramón, Sergio,, Diego, es el jefe.
-Ramón y Sergio. Pero, ¿ya?
-Luis. Como se habrán imaginado mañana quiero sus ideas para nuestro nuevo vehículo eléctrico. Los quiero ahí por la tarde a las cinco en punto.
-Los cuatro. ¿Mañana domingo?
-Luis. Por supuesto. ¿O queréis paralizar las funciones de los trabajadores de día? Vamos.
-Los cuatro. No, Señor. Ahí estaremos, Señor.
-Así me gusta. Pueden irse ya. Les espero.
-Sergio. Creí que teníamos una semana más.
-Ramón. Como no. El sobrino no tiene preparado su proyecto. Yo si y voy a ganar.

Al día siguiente los cuatro llegaron a la oficina de Luis.
-Luis. Y bien, ¿Dónde están sus proyectos?
-Diego. Yo no tengo nada Señor. Solo soy el vigilante y ya hay tres de día. Gracias por este tiempo.
-Luis. Eso lo decido yo, ¿queda claro?
-Carmen. Aquí está mi informe, Señor.
-Sergio. ¿Tu eres Carmen? Esa melena suelta. Esa blusa, esas gafas chicas, esa fallida. Estas.... bue, digo pre
-Luis. Silencio. Para ligoteos fuera de la empresa. Además Carmen está casada con Diego
-Ramón. ¿Con Diego? ¿El guarda debilucho y tontorrón?
-Luis. Que compañerismo es ese. Dadme vuestros informes y largaos de mi vista.

Después de inspeccionar los proyectos.
-Luis. (En sus pensamientos). Ramón no está mal y es mi sobrino. Muy buena idea, aunque un poco cara. Sergio, ha hecho unos diseños muy buenos y parece rentable y Carmen me dice que vaya a su casa. Esta quiere llorarme, pues no. Será despedida a no ser que se acueste conmigo con o sin marido.

Al día siguiente Carmen recibió al jefe con un bello atuendo.
-Luis. Si me vas a sobornar con tu cuerpo estás tardando.
-Carmen. Ya te puse que vinieras. Mi proyecto es este. Mi marido tiene una colección de vehículos en miniatura. Al principio lo vi como algo pasajero e infantil, pero después vi que tenían utilidad donde estoy.
-Luis. Si muy bonitos y ninguno de nuestra marca.
-Carmen. No ¿Pero cree normal que se les encienda las luces? ¿O que les suene el motor?
-Luis. Admito que es un buen  trabajo pero no tiene que ver lo que pedía.
-Carmen. Espera. Vayamos a ver mi coche.
-Luis. ¿Esa lata antigua
-Carmen. Diego ha estado mucho trabajando en él. Mire.
-Luis. Pero si parece otro. Y este enchufe de carga rápida, y está batería vegetal, y está placa solar. No me digas que? 
-Sí. Y se lo he enviado a la competencia todos los detalles. Por cierto , que se acueste con usted su suegra, pervertido.

Carmen y Diego fueron contratados por la competencia que subió en bolsa sus acciones  impulsando y vendiendo el nuevo vehículo. Carmen ya no volvió a vestir de hombre y a sentirse cómoda, mujer y respetada por sus nuevos compañeros con una oficina exclusiva para ella para ser ella la que recibiera las nuevas ideas y descartar las peores.
Diego amplió aún más su colección y fue el jefe de seguridad del nuevo concesionario.
Mientras que sólo Ramón fue contratado por su tío. No en el concesionario, sino en el bar que regentaba su hermano. Mientras que Sergio no pudo entregar su informe a ninguna empresa al no verlo viable y tuvo que trabajar de peón en la obra.
Luis por su parte al ver crecer tan rápidamente a su competidor, despidió a toda su plantilla con su indemnización pertinente y se jubiló de forma anticipada yéndose a vivir a su chalet de la playa y no queriendo saber más de coches comprándose una moto.

FIN.

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