Una nueva cama
Ricardo Hobson era psicólogo muy afanado y reconocido en su ciudad.
Últimamente mezclaba los informes y diagnósticos de los pacientes y no sabía si era por estrés, si le afectaba algún paciente en particular o era simplemente que no dormía bien. Su cama ya tenía diez años, con lo que igual habría que cambiar el colchón.
Un día los que tenia libres, fue a varias tiendas de colchones, porque para él era imprescindible probar antes que comprar y no aventurarse a hacerlo on line. Tras 4 tiendas donde no encontró nada que le agradara, pensó en rendirse y seguir con el suyo, pero encontró una tienda que se llamaba Tu colchón. Parecía demasiado presuntuoso el nombre pero le dio una oportunidad.
-Buenos días señor, le estábamos esperando-. Le dijo el gerente a lo que Ricardo contestó asombrado
-¿A mi? Bueno, es igual. Deseaba una nueva cama y en esta ciudad….
-Lo sabemos-, le interrumpió el gerente. -Aquí tenemos todo tipo de colchones que usted necesita. Por ejemplo esta cama de agua, por favor pruébela-.
Ricardo no muy convencido, se quitó los zapatos y se acostó. -No está mal pero tiene mucho movimiento – dijo entre dientes.
-Por favor túmbese del todo, ponga la cabeza sobre la almohada y cierre los ojos por unos segundos-.
El psicólogo aceptó y entró en profundo sueño al instante, donde se encontró en la playa de la Barceloneta y allí estaba su ex mujer, tan bella como siempre, se juntaron y se besaron y con la broma de las ahogadillas despertó.
-Perdón, creo que he dormido mucho- dijo arrepentido.
-No señor. Ha dormido 5 segundos, como le dije. Nuestros colchones provocan el sueño instantáneamente.
Pero Ricardo, agradecido por el sueño contestó que la cama de agua no era para él, a lo que el gerente le propuso un colchón de aire.
Se volvió a tumbar, apoyó su cabeza y cerró los ojos. Esta vez estaba en un avión, con su exmujer rumbo a Atenas, pero el niño de unos asientos más adelante llorando lo despertó. -Estos colchones son increíbles, me dirá que también dormí cinco segundos- le habló al gerente y éste volvió a confirmarlo.
-Está muy bien pero sigo sin estar convencido de que sea mi colchón. Perdone por hacerle perder el tiempo-.
-No se preocupe señor, para eso estamos. Puede probar tranquilamente los colchones que desee. A ver este que le parece. Es un colchón de plumas-.
Ricardo se echó ya sin dudas, cerró los ojos sobre la almohada y… se encontró en una cabaña de montaña, donde estaban su exmujer y el sentados frente a la chimenea viendo por la ventana como no paraba de nevar y su ex le llamaba una y otra vez. -Ricardo, despierta- le gritó el gerente.
-Estos sueños de cinco segundos son extraordinarios-. -Esta vez han sido cinco minutos, no pasa nada-. Dijo el gerente.
-Tranquilo no se volverá a repetir. Ya me he decidido.
-¿Qué cama quiere? ¿La de agua, aire o plumas?
-Ninguna de las tres.
-¿Entonces he fallado?
-No. Me llevaré esa.
-Eso es una cama de matrimonio normal, pero pruébela si quiere.
-No es necesario. La compro.
-Esta misma tarde se la llevarán a su casa. Gracias por comprar Tu colchón.
Aquella noche durmió en su nuevo colchón plácidamente y por la mañana volvió a su despacho fresco y trabajando como un reloj británico puntual y perfectamente, sin ningún tipo de errores. Hasta que entró Lena, su ex mujer. Avisó a su secretaria que cancelara las siguientes citas y que podía tomarse la tarde libre. Estuvieron dos horas hablando y salieron juntos del centro.
Tomaron algo en un restaurante, pasearon y poco a poco retomaron la chispa que se apagó. A los pocos días ya dormían juntos en la cama nueva y Ricardo volvió a pedir matrimonio y recuperar sus vidas y ella aceptó.
Tal era la dicha de Ricardo que al día siguiente quiso ir a la tienda a ofrecer un regalo cuantioso, pues no solo compró una cama nueva sino que consiguió recuperar a su ex y su alegría perdida, pero al llegar al lugar la tienda no estaba. Se había convertido en una guardería infantil.
FIN
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